700

La administración de la Santa Cena puede introducirse por medio de un sermón apropiado y la lectura de 1 Corintios 11:23–29, Lucas 22:14–20 o algún otro pasaje apropiado. Entonces el ministro puede hacer la siguiente invitación:

La Santa Cena, instituida por nuestro Señor y
Salvador Jesucristo es un sacramento que proclama su vida, sus sufrimientos, su muerte sacrificial, su resurrección, y la esperanza de su segunda venida. Nos recuerda la muerte del Señor hasta su regreso.

La Cena es un medio de gracia en el cual Cristo está presente por el Espíritu. Debe ser recibida en reverente aprecio y agradecimiento por la obra de Cristo.

Todos aquellos que verdaderamente se han arre-
pentido, renunciado a sus pecados, y han creído en Cristo para salvación están invitados a participar en la muerte y resurrección de Cristo. Venimos a esta mesa para ser renovados en vida y salvación y ser hechos uno por el Espíritu.

En unidad con la Iglesia, confesamos nuestra fe: Cristo murió, Cristo resucitó, Cristo vendrá otra vez. Por eso oramos:

El ministro puede ofrecer una oración de confesión y súplica, concluyendo con la siguiente oración de consagración:

Santo Dios,

Nos reunimos aquí, en tu mesa, en el nombre de
tu Hijo Jesucristo, quien fue ungido por tu Espíritu para predicar las buenas nuevas a los pobres, proclamar libertad a los cautivos, poner en libertad a los oprimidos. Cristo sanó a los enfermos, alimentó al hambriento, comió con los pecadores, y estableció el nuevo pacto para el perdón de los pecados. Vivimos con la esperanza de Su regreso.

En la noche que Jesús fue traicionado, tomó el
pan, dio gracias, partió el pan, lo dio a Sus discípulos, y dijo: “Tomen, coman; esto es mi cuerpo que es entregado por ustedes. Hagan esto en memoria de mí”.

Así mismo, después de haber cenado, tomó la
copa, dio gracias, la dio a Sus discípulos, y dijo: “Bebed de ella todos, porque esto es mi sangre del nuevo pacto que por muchos es derramada para perdón de los pecados. Haced esto en memoria de mí”. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

(Mateo 26:27–29; Lucas 22:19)

Así, nos reunimos como el Cuerpo de Cristo para ofrecernos a nosotros mismos en alabanza y agradecimiento a ti. Derrama tu Espíritu Santo sobre nosotros y estos tus dones. Haz que por el poder de tu Espíritu éstos representen para nosotros el cuerpo y la sangre de Cristo, y que nosotros seamos para el mundo el Cuerpo de Cristo, redimidos por tu sangre.

Por tu Espíritu haznos uno en Cristo, uno los
unos con los otros, y uno en el ministerio de Cristo para todo el mundo, hasta que Cristo venga en victoria final. En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Y ahora, tal como Cristo nuestro Salvador nos enseñó, oremos:

Aquí la congregación puede orar el Padre Nuestro.

“Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, el poder y la gloria, por todos los siglos. Amén.”

Al compartir el pan el ministro dirá:

El cuerpo de nuestro Señor Jesucristo, quebrantado por nosotros, nos preserve irreprensibles para la vida eterna. Comamos este pan, en memoria de que Cristo murió por nosotros y seamos agradecidos.

Antes de participar de la copa, el ministro dirá:

La sangre de nuestro Señor Jesucristo, derramada por nosotros, nos preserve irreprensibles para la vida eterna. Bebamos de esta copa, en memoria de que Cristo murió por nosotros y seamos agradecidos.

Después que todos hayan participado, el ministro podrá ofrecer
una oración final de acción de gracias y consagración. (29.5, 515.4, 532.7, 533.2, 534.1)

NOTA: Solamente vino sin fermentar deberá usarse en el sacra-
mento de la Santa Cena.

701

Muy Amados: El bautismo cristiano es un sacramento que significa la participación por fe en la muerte y resurrección de Jesucristo y la incorporación a su Cuerpo, la Iglesia. Es un medio de gracia que proclama a Jesucristo como Señor y Salvador.

El apóstol Pablo declara que todos los que son
bautizados en Cristo Jesús son bautizados en su muerte. Somos sepultados juntamente con Él por el bautismo para que, así como Cristo resucitó de entre los muertos, así también nosotros seamos resucitados para andar en nueva vida. Así como fuimos unidos con Él en su muerte, también seremos unidos con Él en su resurrección.

La fe cristiana en la cual ahora vienen a ser
bautizados, se expresa en el Credo de los Apóstoles, el cual confesamos:

El ministro dirige a la congregación a expresar su confesión de fe:

“Creemos en Dios Padre Todopoderoso, Creador
del cielo y de la tierra; y en Jesucristo, su único Hijo, Señor nuestro; que fue concebido del Espíritu Santo, nació de la Virgen María, padeció bajo Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió al infierno y al tercer día resucitó de entre los muertos; subió al cielo, y está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso; y desde allí vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos.

“Creemos en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia de Jesucristo, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección del cuerpo y la vida perdurable”.

¿Desean ser bautizados en esta fe?

Respuesta: Sí.

¿Reconocen a Jesucristo como su Señor y Salvador y creen que Él los salva ahora?

Respuesta: Sí, Él me salva por la fe.

Como miembros en la Iglesia de Jesucristo, ¿lo
seguirán todos los días de su vida, creciendo en gracia y en amor a Dios y al prójimo?

Respuesta: Sí, lo haré con la ayuda de Dios.

El ministro, repitiendo el nombre completo de la persona y usando la forma de bautismo preferida—aspersión, afusión o inmersión— dirá:

_________________________, yo te bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

702

Cuando los testigos hayan pasado adelante con el niño (o niños),
el ministro dirá:

Muy Amados: Aun cuando no sostenemos que el bautismo imparte la gracia regeneradora de Dios creemos que Cristo dio este sacramento santo como una señal y sello del nuevo pacto. El bautismo cristiano significa para este(a) niño(a) la aceptación de gracia de parte de Dios sobre la base de su gracia preveniente en Cristo y señala hacia la apropiación personal que el niño (la niña) hará de los beneficios de la expiación cuando llegue a la edad de responsabilidad moral y ejercite una consciente fe salvadora en Cristo.

Al presentar a este(a) niño(a) para el bautismo están testificando de la propia fe personal cristiana y del propósito de guiarle en su vida temprana al conocimiento de Cristo como Salvador. Para lograr este fin será el deber suyo enseñarle, tan pronto como él (ella) pueda comprender, la naturaleza y propósito de este santo sacramento, vigilar su educación para que no se extravíe, dirigir sus pies al templo, refrenarlo(a) en cuanto a malas compañías y costumbres, y hasta donde sea posible, criarlo(a) en las enseñanzas y amonestaciones del Señor.

¿Se esforzarán a hacerlo con la ayuda de Dios? Si es así, contesten: “Sí, lo haremos”.

El ministro entonces pedirá a los padres o tutores que le den el nombre del niño; después bautizará al niño, repitiendo su nombre completo y diciendo:

_________________________, yo te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Pastor: El bautismo también significa la aceptación de este niño en la comunidad de la fe Cristiana. Ahora les pregunto a ustedes, la congregación: ¿Prometen, como Cuerpo de Cristo, apoyar y alentar a estos padres (tutores) en el cumplimiento de su responsabilidad para con este(a) niño(a) y prometen ayudar a _______________ (nombre del niño o niña) contribuyendo en su crecimiento hacia la madurez espiritual?

Congregación: Sí.

El ministro entonces hará la siguiente oración u otra oración apropiada improvisada.

Padre celestial, humildemente te pedimos que tomes a este(a) niño(a) bajo tu amoroso cuidado. Enriquécelo(a) abundantemente con tu gracia celestial; guíalo(a) a salvo a través de los peligros de la niñez; líbralo(a) de las tentaciones de la juventud; guíalo(a) para que llegue a conocer personalmente a Cristo como su Salvador; ayúdalo(a) a crecer en sabiduría, en estatura y en gracia para contigo y los hombres y a que persevere hasta el fin. Sostén a sus padres con cuidado amoroso, para que con su sabio consejo y santo ejemplo puedan cumplir fielmente la responsabilidad que tienen contigo y con este(a) niño(a). Te lo pedimos en el nombre de Jesucristo, Señor nuestro. Amén.

703

Cuando los padres o tutores hayan pasado adelante con el niño (o niños), el ministro dirá:

“Entonces le fueron presentados unos niños
para que pusiera las manos sobre ellos y orara; pero los discípulos los reprendieron. Entonces Jesús dijo: ‘Dejen a los niños venir a mí y no se lo impidan, porque de ellos es el reino de los cielos’” (Mateo 19:13–14).

Al presentar a este(a) niño(a) para que sea dedicado(a) no sólo indican su fe en la religión cristiana, sino también su deseo de que él (ella) conozca y siga la voluntad de Dios en su temprana edad, que viva y muera cristianamente, y que llegue a la felicidad perdurable.

Para lograr este fin santo será su deber como padres (tutores) enseñarle a temer a Dios en su temprana edad; vigilar su educación para que no se extravíe; dirigir su mente juvenil a las Sagradas Escrituras y sus pies al templo; refrenarlo(a) en cuanto a malas compañías y costumbres; y hasta donde sea posible, criarlo(a) en las enseñanzas y amonestaciones del Señor.

¿Se esforzarán a hacerlo con la ayuda de Dios? Si es así, respondan: “Sí, lo haremos”.

Pastor: Ahora les pregunto a ustedes, la congregación: ¿Prometen, como Cuerpo de Cristo, apoyar y alentar a estos padres (tutores) en el cumplimiento de su responsabilidad para con este(a) niño(a) y prometen ayudar a _______________ (nombre del niño o niña) contribuyendo en su crecimiento hacia la madurez espiritual?

Congregación: Sí.

Pastor: Nuestro amante Padre celestial, aquí y en este momento te dedicamos a ________________ en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

El ministro entonces hará la siguiente oración u otra oración
apropiada improvisada.

Padre celestial, humildemente te pedimos que
tomes a este(a) niño(a) bajo tu amoroso cuidado. Enriquécelo(a) abundantemente con tu gracia celestial; guíalo(a) a salvo a través de los peligros de la niñez; líbralo(a) de las tentaciones de la juventud, guíalo(a) para que llegue a conocer personalmente a Cristo como su Salvador; ayúdalo(a) a crecer en sabiduría, en estatura y en gracia para contigo y los hombres y a que persevere hasta el fin. Sostén a sus padres con cuidado amoroso, para que con su sabio consejo y santo ejemplo puedan cumplir fielmente la responsabilidad que tienen contigo y con este(a) niño(a). Te lo pedimos en el nombre de Jesucristo, Señor nuestro. Amén.

704

Se espera que las personas que deseen ser recibidas como miembros hayan profesado la fe cristiana y hayan sido instruidas en la doctrina y prácticas de la Iglesia del Nazareno; pasarán al frente y estarán ante la congregación, y el pastor les dirá lo siguiente:

Muy Amados: Los privilegios y las bendiciones que juntos experimentamos en la comunidad de la Iglesia de Jesucristo son sagrados y preciosos. En ésta hay tal comunión santa, cuidado y consejo que no se puede experimentar de otra manera sino en la familia de Dios.

En la iglesia se da el cuidado piadoso de los pastores, con las enseñanzas de la Palabra de Dios y la inspiración de la adoración congregacional. En ella hay cooperación en el servicio, haciendo lo que de otra manera no podría realizarse.

*Hoy afirmamos nuevamente las doctrinas y
prácticas de la iglesia.

Creemos en un solo Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Creemos que el ser humano nace en pecado, que necesita el perdón por medio de Cristo y el nuevo nacimiento por el Espíritu Santo, que después de la regeneración sigue la obra más profunda de la purificación del corazón o entera santificación que se efectúa cuando se recibe la plenitud del Espíritu Santo y, que de cada una de estas obras de gracia, el Espíritu Santo da testimonio.

Creemos que nuestro Señor Jesucristo regresará, que los muertos resucitarán y que todos comparecerán al juicio final con sus recompensas y castigos.

*NOTA: El ministro puede usar La Declaración Convenida de Fe (Manual párrafo 20) como una alternativa.

Hoy afirmamos una vez más La Declaración
Convenida de Fe de la Iglesia del Nazareno que
expresa nuestras convicciones en:

Un solo Dios—Padre, Hijo y Espíritu Santo; que las Escrituras del Antiguo y Nuevo Testamentos, dadas por inspiración plenaria, contienen toda la verdad necesaria para la fe y la vida cristiana; que los seres humanos nacen con una naturaleza caída y están, por tanto, inclinados al mal y esto de continuo; que los finalmente impenitentes están perdidos eternamente y sin esperanza; que la expiación por medio de Jesucristo es para toda la raza humana, y que cualquiera que se arrepiente y cree en el Señor Jesucristo es justificado, regenerado y salvo del dominio del pecado; que los creyentes son enteramente santificados, subsecuentemente a la regeneración, por medio de la fe en el Señor Jesucristo; que el Espíritu Santo da testimonio del nuevo nacimiento y también de la entera santificación de los creyentes; y que nuestro Señor regresará, los muertos resucitarán y que tendrá lugar el juicio final (Párrafos del Manual 20.1–20.8).

¿Creen de todo corazón estas verdades? Si es así, respondan: “Sí, creemos.”

¿Reconocen a Jesucristo como su Señor y Salva-
dor, y creen que Él los salva ahora?

Respuesta: «Sí, lo creemos por fe.»

Deseando unirse a la Iglesia del Nazareno, ¿se
comprometen a amar al Señor su Dios con todo su corazón, alma, mente, y fuerzas, y a su prójimo como a ustedes mismos, según se declara en los Pactos de Carácter y Conducta Cristiana?” ¿Se comprometerán a la misión de Dios como se expresa en la doctrina, comunión, y obra de la Iglesia del Nazareno? ¿Respaldarán las enseñanzas de la Iglesia del Nazareno y se esforzarán, con la ayuda de Dios, a crecer en el entendimiento y práctica de las mismas de tal manera que fortalezcan el testimonio de la iglesia? ¿Se esforzarán en toda forma posible para glorificar a Dios, por medio de una conducta humilde, conversación piadosa y servicio santo; contribuyendo devotamente con sus bienes y participando fielmente en los medios de gracia? ¿Seguirán a Jesucristo todos los días de su vida, apartándose de todo mal, y buscando sinceramente perfeccionar la santidad de corazón y vida en el temor de Dios?

Respuesta: Sí, lo haremos.

El ministro entonces dirá:

Les doy la bienvenida a la Iglesia del Nazare-
no y la comunión de esta congregación local con sus beneficios y responsabilidades. Que el Señor Jesucristo, cabeza de la Iglesia, los bendiga y los guarde, y los capacite para ser fieles en toda buena obra, que su vida y testimonio sea efectivo en el cuidado de los pobres y oprimidos y en guiar a otros a Cristo.

705

Reconociendo los diversos contextos globales y culturales concernientes al matrimonio, la Iglesia del Nazareno sugiere los siguientes principios:

  • Igualdad entre el esposo y la esposa
  • Una alianza que refleje la relación de pacto entre Cristo y Su iglesia
  • Uso de lenguaje que es legal y culturalmente apropiado. Este ritual no elimina o reemplaza los requisitos legales de
    ningún país.

La siguiente ceremonia se ofrece como un recurso.

En el día y la hora señalados para celebrar el matrimonio, los contrayentes (después de haber cumplido con los requisitos de la ley civil y después de haber recibido el consejo y orientación apropiados del ministro) estarán frente al ministro quien dirá a la congregación:

Muy Amados: Nos hemos reunido aquí en la presencia de Dios y de estos testigos para unir a (nombre del novio) y a (nombre de la novia) en santo matrimonio, estado honroso, instituido por Dios en la inocencia del Edén, que simboliza la unión mística entre Cristo y su iglesia.

Cristo adornó y santificó este estado santo con su presencia y el primer milagro que realizó en Caná de Galilea y el escritor de Hebreos lo recomendó diciendo que es honroso a todos. Por tanto, no se lo debe contraer desconsideradamente, sino con reverencia, discreción y en el temor de Dios.

En este santo estado vienen a unirse estas dos
personas.

Dirigiéndose a los contrayentes, el ministro les dirá:
_________________________ y _________________________, les requiero y encargo, estando ustedes en la presencia de Dios, que recuerden que el compromiso del matrimonio es un compromiso permanente. Dios estableció el matrimonio con el propósito de que sea de por vida y que sólo la muerte los separe.

Si guardan sin violar los votos que intercambian hoy y si procuran siempre conocer y hacer la voluntad de Dios, sus vidas serán bendecidas con la presencia de Él y su hogar permanecerá en Su paz.

Después del encargo, el ministro dirá al hombre:

_________________________, ¿quieres tomar a esta mujer por tu legítima esposa, para vivir con ella conforme a la ordenanza de Dios en el santo estado del matrimonio? ¿La amarás, la consolarás, la honrarás, la cuidarás en tiempo de salud y de enfermedad, y renunciando a todas las demás, te conservarás sólo para ella mientras los dos vivan?

Respuesta: Sí.

Después el ministro le dirá a la mujer:

_________________________, ¿quieres tomar a este hombre por tu legítimo esposo, para vivir con él conforme a la ordenanza de Dios en el santo estado del matrimonio? ¿Lo amarás, lo honrarás, lo cuidarás en tiempo de salud y de enfermedad, y renunciando a todos los demás, te conservarás sólo para él mientras los dos vivan?

Respuesta: Sí.

Luego el ministro preguntará:

¿Ustedes como (padres de la novia y novio, miembros de las familias, y / o miembros de la familia de Dios) dan su bendición a esta unión?

Respuesta (de los padres de la novia y novio, miembros de las familias, y/o miembros de la familia de Dios): “Sí, la damos.”

Viéndose cara a cara y tomándose de la mano derecha, los novios intercambiarán los siguientes votos:

The man shall repeat after the minister:

Yo, _________________________, te tomo a ti, _________________________, para que seas mi legítima esposa; para vivir juntos desde este día en adelante, para bien o para mal, en riqueza y en pobreza, en salud y en enfermedad; para amarte y cuidarte, hasta que la muerte nos separe, de acuerdo con la santa ordenanza de Dios; y en prueba de ello te empeño mi fe.

La mujer repetirá después del ministro:

Yo, _________________________, te tomo a ti, _________________________, para que seas mi legítimo esposo; para vivir juntos desde este día en adelante, para bien o para mal, en riqueza y en pobreza, en salud y en enfermedad; para amarte y cuidarte, hasta que la muerte nos separe, de acuerdo con la santa ordenanza de Dios; y en prueba de ello te empeño mi fe.

Si se desea, se puede llevar a cabo la ceremonia de los anillos en
este punto. El ministro recibe el anillo de manos del padrino y se lo entrega al novio. Al poner éste el anillo en el dedo de la novia, repetirá después del ministro:

Te doy este anillo como prenda de mi amor y
como voto de mi fidelidad constante.

Repítase esta ceremonia si la novia entrega anillo al novio.

Entonces la pareja se arrodillará y el ministro ofrecerá la siguiente oración, o la que él improvise:

Dios eterno, Creador y Preservador de todo,
Dador de toda gracia espiritual, Autor de la vida eterna, bendice a estos siervos tuyos, (nombre del novio) y (nombre de la novia), a quienes bendecimos en tu nombre para que guarden siempre los votos y promesas que se han hecho el uno al otro en esta hora y permanezcan juntos en amor y paz, mediante Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Entonces el ministro dirá:

Por cuanto este hombre y esta mujer han consentido en su santo matrimonio y lo han testificado delante de Dios y de estos testigos y lo han manifestado por la unión de las manos, los declaro esposo y esposa en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Lo que Dios juntó no lo separe el hombre. Amén.

El ministro añadirá esta bendición:

Que Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo los bendiga, preserve y guarde; que el Señor misericordioso les conceda su favor y los llene de toda bendición espiritual y gracia. Y que vivan juntos en esta vida para que en el mundo venidero tengan vida eterna.

El ministro puede concluir con una oración y / o bendición impro-
visada. (532.7, 533.2, 534.1, 538.19)

706

Muy Amadosa: Nos hemos reunido hoy para dar nuestro tributo final de respeto a lo que era mortal de nuestro ser amado y amigo fallecido. A ustedes, los miembros de la familia que lamentan esta pérdida, les ofrecemos especialmente nuestra sincera y profunda condolencia. Permítanos compartir con ustedes el consuelo que la Palabra de Dios brinda para una ocasión como esta:

“No se turbe el corazón de ustedes; creen en Dios, crean también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo se lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para ustedes. Y si me voy y les preparo lugar, vendré otra vez y los tomaré a mí mismo, para que donde yo esté, ustedes también estén” (Juan 14:1–3).

“Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente” (Juan 11:25–26).

Invocación (en las palabras del ministro, o las siguientes):

Dios todopoderoso, Padre nuestro celestial, venimos a este santuario de dolor, dándonos cuenta de nuestra dependencia total de ti. Sabemos que nos amas y puedes cambiar aun la sombra de muerte en la luz de la mañana. Ayúdanos ahora a esperar ante ti con corazones reverentes y sumisos.

Tú eres nuestro refugio y fortaleza, oh Dios,
nuestra ayuda presente en tiempos de dificultad. Impártenos tu abundante misericordia. Que los que hoy lloran encuentren en tu gracia el consuelo y el bálsamo que sana las heridas. Humildemente traemos estas peticiones en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Himno o canto especial

Pasejas apropriados de las escrituras:

“Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su gran misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarchitable, reservada en los cielos para ustedes, que son guardados por el poder de Dios, mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo final. Por lo cual ustedes se alegran, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengan que ser afligidos en diversas pruebas, para que, sometida a prueba su fe, mucho más preciosa que el oro (el cual, aunque perecedero, se prueba con fuego), sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo. Ustedes, que lo aman sin haberlo visto, creyendo en él aunque ahora no lo vean, se alegran con gozo inefable y glorioso, obteniendo el fin de su fe, que es la salvación de sus almas” (1 Pedro 1:3–9).

(Otros pasajes que se pueden usar son los siguientes: Mateo 5:3–4, 6, 8; Salmos 27:3–5, 11, 13–14; 46:1–6, 10–11.)

Sermón

Himno o canto especial

Oración final

* * *

En el cementerio

Cuando la gente se haya reunido alrededor del sepulcro, el ministro puede leer uno de los siguientes pasajes, o todos:

“Yo sé que mi Redentor vive, y que al fin se levantará sobre el polvo, y que después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios. Lo veré por mí mismo; mis ojos lo verán, no los de otro” (Job 19:25–27).

“Les digo un misterio: No todos moriremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta, porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles y nosotros seremos transformados … entonces se cumplirá la palabra que está escrita: ‘Sorbida es la muerte en victoria’. ¿Dónde está, muerte, tu aguijón? ¿Dónde, sepulcro, tu victoria?, porque el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la Ley. Pero gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.”

“Así que, hermanos míos amados, estén firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que el trabajo de ustedes en el Señor no es en vano” (1 Corintios 15:51–52, 54–58).

“Y oí una voz que me decía desde el cielo: ‘Escribe: Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor’. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen” (Apocalipsis 14:13).

Al ser colocado el féretro en la sepultura, el ministro leerá una de
las siguientes declaraciones:

Para un convertido:

Puesto que el espíritu de nuestro ser amado ha regresado a Dios quien lo dio, nosotros, por lo tanto, tiernamente depositamos su cuerpo en el sepulcro, con plena confianza y segura esperanza de la resurrección de los muertos y la vida del mundo venidero, por medio de nuestro Señor Jesucristo, quien nos dará nuevos cuerpos como su cuerpo glorioso. “Bienaventurados los que mueren en el Señor”.

Para un inconverso:

Hemos venido ahora a entregar el cuerpo de nuestro amigo al polvo del que fue formado. Su espíritu lo dejamos en manos de Dios, puesto que sabemos que el Juez misericordioso de toda la tierra hará lo correcto. Nosotros, los que quedamos aquí, dediquémonos de nuevo a vivir en el temor y en el amor de Dios, a fin de que obtengamos entrada franca en el reino celestial.

Para un niño:

Con la plena y segura esperanza de la resurrección a la vida eterna por medio de nuestro Señor Jesucristo, depositamos el cuerpo de este niño en el sepulcro. Y así como el Señor Jesús, durante su ministerio terrenal, tomó a los niños en sus brazos y los bendijo, que ahora reciba a esta querida criatura en su seno, pues, tal como Él mismo dijo, de ellos es el reino de los cielos.

Oración

Nuestro Padre celestial, Dios de toda misericor-
dia, en este momento de dolor y angustia pone-
mos nuestros ojos en ti. Consuela a estas queridas
personas cuyos corazones están apesadumbrados
y tristes. Acompáñalos, sostenlos y guíalos en los
días venideros. Concede, oh Señor, que ellos pue-
dan amarte y servirte y obtener la plenitud de tus
promesas en el mundo venidero.

“Que el Dios de paz, que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, los haga aptos en toda obra buena para que hagan su voluntad, haciendo él en ustedes lo que es agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén”
(Hebreos 13:20–21).

707

Después de cantar un himno apropiado, pida que el secretario lea los nombres y las posiciones de los oficiales que serán instalados. Estas personas pueden pasar al frente y permanecer de pie ante el altar de la iglesia, viendo al ministro. Entonces el ministro dirá:

Puesto que reconocemos el método divino de
apartar a ciertos obreros para áreas específicas de servicio cristiano venimos en este momento a instalar a estos oficiales (y / o maestros) que han sido debidamente escogidos para servir en nuestra iglesia durante el año venidero. Consideremos las instrucciones que Dios nos da en su Santa Palabra.

“Por lo tanto, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro verdadero culto. No os conforméis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Romanos 12:1–2).

“Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” (2 Timoteo 2:15).

“La palabra de Cristo habite en abundancia en
vosotros. Enseñaos y exhortaos unos a otros con toda sabiduría. Cantad con gracia en vuestros corazones al Señor, con salmos, himnos y cánticos espirituales” (Colosenses 3:16).

“El que es enseñado en la palabra haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye” (Gálatas 6:6).

Llegamos ahora a este importante momento, cuando ustedes, los que están ante este altar, han de aceptar la tarea de velar por los intereses de la iglesia y Misiones Nazarenas Internacionales (MNI), la Juventud Nazarena Internacional (JNI), y Ministerios Internacionales de la Escuela Dominical y Discipulado ( MIEDD). Esperamos que consideren las asignaciones que ahora asumen como oportunidades especiales para servir a nuestro Señor y que encuentren gozo y bendiciones espirituales en el desempeño de sus respectivos deberes.

La tarea que aceptan no es una carga liviana, pues la marcha de la iglesia y el destino de almas están en sus manos. El desarrollo del carácter cristiano es su responsabilidad y conducir a los inconversos hacia Jesucristo es su meta más alta.

Que Dios les conceda sabiduría y fuerza mientras realizan la obra del Señor para la gloria de Él. Leamos juntos el Pacto del Obrero Cristiano y, al hacerlo, hagamos de ello un acto de compromiso personal.

Pacto del obrero christiano

Para corresponder a la confianza que la iglesia ha depositado en mí al elegirme para el cargo que ahora asumo, hago un pacto por el que me comprometo a:

Mantener una norma alta de vida y ejemplo
cristianos, en armonía con los ideales y normas de la Iglesia del Nazareno.

Cultivar mi experiencia cristiana personal apartando cada día un tiempo definido para orar y leer la Biblia.

Estar presente en la escuela dominical, en los cultos matutino y nocturno del domingo y en el de oración durante la semana, a menos que no me sea posible.

Asistir fielmente a todas las reuniones debidamente convocadas de los diversos comités, juntas y concilios a los que haya sido o sea asignado.

Notificarle a mi supervisor o superior cuando no me sea posible llegar a una actividad a la hora señalada o desempeñar las responsabilidades de este cargo.

Leer ampliamente las publicaciones de la denominación, así como otros libros y revistas que me ayuden a cumplir mejor los deberes de mi cargo.

Procurar mi desarrollo personal y aumentar mi capacidad participando en los cursos de capacitación continua para laicos, según tenga
oportunidad.

Dedicarme a dirigir a otros a Jesucristo, manifestando un interés activo en el bienestar espiritual de otros y, apoyando y asistiendo a todas las reuniones evangelísticas de la iglesia.

El ministro ofrecerá entonces una oración apropiada. Se puede cantar un himno especial de dedicación, después del cual el ministro dirá:

Habiendo dedicado sus corazones y sus manos a la tarea de llevar adelante la misión de esta iglesia en sus asignaciones respectivas, los instalo en los cargos para los cuales han sido nombrados o elegidos. Ahora ustedes constituyen una parte vital de la organización y del liderazgo de esta iglesia. Confiamos que por medio de su ejemplo, palabras y servicio diligente, sean obreros fructíferos en la viña del Señor.

Ustedes han oído la promesa y el pacto que han hecho las personas que serán sus líderes durante el próximo año. Ahora los exhorto a que, como congregación, los apoyen con lealtad. Las cargas que hemos puesto sobre ellos hoy son pesadas y necesitarán la ayuda y las oraciones de todos nosotros. Esperamos que ustedes siempre los comprendan cuando ellos enfrenten problemas y que sean tolerantes ante sus aparentes fracasos. Estén listos a cooperar alegremente cuando ellos se lo pidan, para que, al trabajar juntos, hagamos que nuestra iglesia sea un instrumento eficaz para ganar a los perdidos para Cristo.

El ministro guiará a la congregación en una oración final, o pue-
de pedir que la congregación repita el Padrenuestro al unísono.

708

El superintendente de distrito: Muy amados en Cristo, nos reunimos en este día del Señor con el propósito especial de organizar oficialmente la Iglesia del Nazareno (nombre de la iglesia). De hecho ya son iglesia, pero hoy su congregación avan-
za un paso más al aceptar los derechos, privilegios y responsabilidades de una congregación plenamente organizada en conformidad con la Constitución y la política de la Iglesia del Nazareno.

A nombre de la familia global de la Iglesia del Nazareno, los felicito por su visión, su fe y su labor diligente ya que ustedes han trabajado mano a mano y corazón a corazón para ser una comunidad de fe que vive como una auténtica expresión del reino de Dios en el mundo. Con este acto de organización, ustedes declaran su intención de compartir con la familia global de la Iglesia del Nazareno el cumplimiento de nuestra misión común de: “Hacer discípulos semejantes a Cristo en
las naciones”.

Tres valores medulares nos guían en esta misión:

Somos un pueblo Cristiano. Nos unimos a los cristianos en todas partes en la afirmación de los credos trinitarios históricos, y valoramos profundamente nuestra herencia singular de la tradición wesleyana de la santidad. Vemos la Biblia como nuestra principal fuente de la verdad, ya que proclama a Cristo, y “todo lo necesario para nuestra salvación”.

Somos un pueblo de Santidad. Creemos que la
gracia de Dios provee no sólo el perdón de los pecados, sino también la purificación de nuestros corazones por la fe. Con este acto de gracia del Espíritu Santo, somos santificados y capacitados para vivir una vida como la de Cristo en el mundo.

Somos un pueblo Misional. Creemos que Dios
nos llama a la participación en la misión del reino de la reconciliación. Hacemos esto mediante la predicación del evangelio, por los actos de compasión y justicia, y haciendo discípulos según el modelo de Jesús.

El superintendente de distrito al pastor (o su representante): Pastor, por favor, presente ahora aquellos que serán miembros fundadores de la Iglesia del Nazareno (nombre).

Pastor
: (nombre del superintendente de distrito), tengo el honor de presentarle a los miembros fundadores de esta congregación. Los entrego a usted como hermanos y hermanas en Cristo comprometidos con nuestra misión común como miembros de la Iglesia del Nazareno.

El pastor lee los nombres y presenta a cada miembro o familia

El superintendente de distrito: Hermanos y hermanas, les pido ahora que reafirmen sus votos de membresía.

¿Reconocen ustedes a Jesucristo como su Señor y Salvador, y creen que Él los salva ahora?

Respuesta: Sí por fe.

¿Reafirman ustedes la “Declaración convenida de fe de la Iglesia del Nazareno”?

Respuesta: Sí.

¿Se comprometen ustedes a entregarse a la co-
munión y a la obra de Dios en relación con la Iglesia del Nazareno como lo establece el Pacto del Carácter Cristiano y el Pacto de Conducta Cristiana? ¿Se esforzarán en todo para glorificar a Dios, caminando en humildad, en conversación piadosa, y servicio santo; entregando devotamente sus recursos; cumpliendo fielmente con todos los medios de gracia, y, absteniéndose de todo mal,
buscarán sinceramente la perfección de la santidad de corazón y de vida en el temor del Señor?

Respuesta: Lo haremos.

El superintendente de distrito: Por lo tanto, por la autoridad que se me ha conferido como superintendente del distrito (nombre) de la Iglesia del Nazareno, declaro a la Iglesia del Nazareno (nombre) oficialmente organizada. Bienvenidos a la familia global de congregaciones de la Iglesia del Nazareno. Que el Señor en su gran misericordia los llene diariamente de toda buena dádiva y don perfecto para hacer su voluntad y que la paz de Cristo esté con ustedes.

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Ministro: Ya que la mano del Señor nos ha prosperado y nos ha capacitado por su gracia y la fuerza que nos ha dado a fin de completar este edificio para la gloria de su nombre, ahora estamos en la presencia de Dios para dedicarlo al servicio de su reino.

Para la gloria de Dios nuestro Padre, de quien
desciende toda buena dádiva y todo don perfecto; para la honra de Jesucristo, nuestro Señor y Salvador; y para la alabanza del Espíritu Santo, la fuente de luz, vida y poder—nuestro Santificador,

Congregación: Humildemente dedicamos este edificio, con gozo y gratitud.

Ministrp: En memoria de todos los que han amado a esta iglesia y la han servido, afirmando la herencia de que ahora disfrutamos, y que ahora forman parte de la iglesia victoriosa,

Congregación: Con gratitud dedicamos este edificio (templo, escuela, salón social, etc.).

Ministro: Para adorar a Dios con oración y cantos, para predicar la Palabra, para enseñar las Escrituras y para la comunión de los santos,

Congregación: Solemnemente dedicamos esta casa de Dios.

Ministro: Para el consuelo de los que lloran, para fortalecer a los débiles, para ayudar a los que son tentados, y para dar esperanza y valor a todos los que entren en este recinto,

Congregación: Dedicamos este lugar de comunión y oración.

Ministro: Para compartir las buenas nuevas de salvación del pecado, para difundir la santidad bíblica; para instruir en justicia y para servir a nuestros semejantes,

Congregación: Reverentemente dedicamos este edificio.

Todos al unísono: Nosotros, como colaboradores juntamente con Dios, unimos nuestras manos y corazones, y dedicamos de nuevo nuestras vidas a los propósitos sublimes y santos para los que ha sido dedicado este edificio. Prometemos nuestra devoción leal, nuestra mayordomía fiel y nuestro servicio diligente con el fin de que en este lugar sea glorificado el nombre de nuestro Señor y avance su reino. En el nombre de Jesucristo Señor nuestro. Amén.