28.3

La Iglesia del Nazareno cree que la vida cristiana, la
nueva y santa manera de vivir, incluye actos de amor redentor que deben llevarse a cabo para el bien de las personas, su alma, mente y cuerpo, y además apartarse de prácticas nocivas. Un ejemplo de amor redentor que Jesús tuvo con los pobres del mundo, y que ordenó practicar a sus discípulos, es lo que la iglesia debe hacer primero guardándose sencilla y libre del énfasis en la riqueza y ostentación; y en segundo lugar, entregándose a sí misma al cuidado, alimentación, vestido y refugio de los pobres y marginados. En la Biblia, en la vida y el ejemplo de Jesús, Dios se identifica con los pobres, los oprimidos y aquellos de la sociedad que no pueden hablar por ellos mismos y los ayuda. Nosotros igualmente somos llamados a identificarnos con los pobres y a ser solidarios con ellos. Declaramos que el ministerio de compasión a los pobres incluye actos de caridad, así como el esfuerzo de ofrecer oportunidades, igualdad y justicia. También afirmamos que la responsabilidad cristiana para con los pobres es un aspecto esencial de la vida de cada creyente que anhela una fe que obra mediante el amor. Además creemos que la santidad cristiana es inseparable del ministerio a los pobres puesto que conduce al cristiano a algo más que su perfección individual a la transformación de una sociedad y un mundo más justo y equitativo. La santidad, lejos de distanciar a los creyentes de las desesperadas necesidades económicas de las personas en este mundo, nos motiva para poner al servicio nuestros recursos para aliviar la necesidad y ajustar nuestros deseos según las necesidades de los demás.

(Éxodo 23:11, Deuteronomio 15:7; Salmos 41:1, 82:3, Proverbios 19:17, 21:13, 22:9; Jeremías 22:16; Mateo 19:21; Lucas 12:33,Hechos 20: 35, 2 Corintios 9:6, Gálatas 2:10)