28.4

Al enumerar las prácticas que deben evitarse, recono-
cemos que ninguna lista, por muy extensa que sea, podría incluir todas las formas de maldad en todo el mundo. Por lo tanto, es imperativo que nuestra feligresía busque fervientemente la ayuda del Espíritu para cultivar sensibilidad hacia el mal que trasciende la mera letra de la ley; recordemos la advertencia: “Examinadlo todo y retened lo bueno. Absteneos de toda especie de mal”.

1 Tesalonicenses 5:21–22