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Creemos que el bautismo cristiano, ordenado por nuestro Señor, es un sacramento que significa la aceptación de los beneficios de la expiación e incorporación en el Cuerpo de Cristo. El bautismo es un medio de gracia que proclama la fe en Jesucristo como Salvador. Debe ser administrado a los creyentes que indican su disposición total de obediencia en santidad y justicia. Como participantes en el nuevo pacto, los niños y los moralmente inocentes podrán ser bautizados por petición de sus padres o tutores. La iglesia se asegurará de ofrecer instrucción cristiana. El bautismo puede ser administrado por aspersión, afusión o inmersión.

(Mateo 3:1–7; 28:16–20; Hechos 2:37–41; 8:35–39; 10:44–48; 16:29–34; 19:16; Romanos 6:3-4; Gálatas 3:26–28; Colosenses 2:12; 1 Pedro 3:18–22)