29.5

El uso de licores embriagantes como bebida o negociar con ellos; influir o votar para licenciar lugares para la venta de los mismos; el uso de drogas ilícitas o traficar con ellas; el uso de tabaco en cualquier forma o negociar con él.

Tomando en cuenta las Sagradas Escrituras y la experiencia humana en lo concerniente a las consecuencias destructivas del uso de alcohol como bebida, y considerando los hallazgos de la ciencia médica respecto al efecto dañino del alcohol y el tabaco para el cuerpo y la mente, como una comunidad de fe comprometida a llevar una vida santa, nuestra posición y práctica es la abstinencia en vez de la moderación. La Sagrada Escritura enseña que nuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo. Con amor y el deseo de cuidar de nosotros mismos y los demás, instamos a nuestra feligresía a abstenerse de toda bebida embriagante.

Además, nuestra responsabilidad social cristiana nos llama a utilizar todo medio legítimo y legal para minimizar la disponibilidad de bebidas alcohólicas y tabaco para otras personas. La extensa incidencia de alcoholismo en nuestro mundo demanda que sostengamos una posición que sirva como testimonio para los demás. (929–931)

(Proverbios 20:1; 23:29–24:2; Oseas 4:10–11; Habacuc 2:5; Romanos 13:8; 14:15–21; 15:1–2; 1 Corintios 3:16–17; 6:9–12, 19–20; 10:31–33; Gálatas 5:13–14, 21; Efesios5:18)

(Only unfermented wine should be used in the sacrament of the Lord’s Supper.) (515.4, 532.7, 533.2, 534.1, 700)